Lectura diaria
“Al comienzo no faltó el orden en los preparativos para construir la Torre de Babel;
orden en exceso quizá.”
Franz Kafka
Uno de los tantos tramos actuales, indicador de una realidad, es saber cómo estamos. Si estoy en un plano donde la vida es de valía, por citar un átomo evidente. Cuando esta razón es superior a todos los dogmas estatales, entonces podemos decir que la vida es importante como la salud del cuerpo que la sostiene; así comienza mi lectura diaria.
Sobrevivimos, esa es la realidad, no hay un sólo indicio indicándome lo contrario. Por ejemplo, es lógico morir por falta de una cultura beneficiosa para la salud por los esqueletos hospitalarios sin avances tecnológicos para sus habitantes. Si, cultura, esto y todo es parte de la cultura social, tomando en cuenta de la vivencia, esa otra cara de las muertes no naturales. Esas por balas perdidas. Terrible sociedad sin cultura de protección a la vida, a la salud mental que por la actualidad la Paranoide, enfermedad consideraba como un trastorno de la personalidad, ahora, es una epidemia de gran escala. ¿Eso es vivir? No lo creo, no hay salud, no hay confianza. Cualquier persona humana, con sentido del respeto a la integridad del otro, no puede por cualquier causa, así sea por carencia traer la noche eterna a un ser y a todo su núcleo familiar. Cuando muere un niño, muere un universo, que bien podría ser un gran patriota, un gran deportista, un gran escritor o un gran ser humano asegurando la continuidad de la vida.
“En todas sus leyendas y cantos, esa ciudad tiene la esperanza de que llegue un día, especialmente vaticinado, en el cual cinco golpes asestados en forma sucesiva por el puño de una mano gigantesca, destruirán la mencionada ciudad. Y es por eso que el puño aparece en su escudo de armas.”*
Esta lectura, -mi lectura diaria-, narra episodios de una sociedad en declive. Cada segundo que pasa es una guerra sin final. Esta novela la ojeamos todos los días con un nuevo capítulo sin horario. Por otra parte está la otra novela que estoy leyendo, muy distinta, porque parte de un realismo mágico fantástico.
Amanecemos en un país libre. Cada habitante ha quitado las rejas protectoras de sus casas. Viven bajo un cielo húmedo de bálsamos nutritivos. No existen las enfermedades y si algún virus entra a ese país, es controlado sin llegar a contagiar alguno de sus habitantes. Es el país de la felicidad. Hay centros culturales, los niños van solos a los parques, juegan frente a sus casas sin temor de que la nada llegue a ellos, (menos esperar un cuartel este en el centro de la ciudad). Tienen asegurada su educación académica, libre para estudiar cualquier carrera sin tener que ir a otra ciudad como sucede en la otra novela. Además, grandes extensiones de áreas verdes para que puedan jugar golf como Jhonattan Vegas, siendo el ejemplo de lo único real marcando el presente de este relato de mi lectura breve diaria, claro no puede faltar el escudo de Franz Kafka* para saber si existimos en esta o en la otra fase lunar.
“En aquella época todo el mundo pensaba que se podía construir con mucha calma; un poco más y habrían desistido de todo, hasta de echar los cimientos. La gente se decía: lo más importante de la obra es la intención de construir una torre que llegue al cielo.”*
Milagro Haack
Recados menores.
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