collage: Ventana de Milagro Haack
Camino
de regreso
Yo camino
entre ellos, pero ninguno se da cuenta
Sylvia Plath
No se esconde aquel sueño que pasa
y pasa por los espejos, miro salir de ellos, el escudo de niña, cambiando todo
el acorde en la mirada del frío que tanto llora su silencio. Igual, todo lo
atraviesa la mano ventura, que la espera reconocer un fragmento del mismo
sueño.
Velaron
aquella noche cuando fue invitada al paseo por los pasillos anteriores, contemplándose,
sola, callada en cuidado de monjes. Ellos, sabían de su apego por volver a
conocer la frescura perdida, sin embargo, la detuvieron en su recinto hasta
saber si podía navegar sobre otros alimentos sueños, donde quemaba ausencias y
pertenencias, llegando a ver el descolgado aire quebrantando lo alto. Mismo,
que se le entrega con el frío cemento, tratando de esconder su propia esencia
de ser buen y te pienso.
Sabías, que después de su ida, no encontró
la nada, esperó, sin saber hacia dónde regresar.
La
historia de esa damita, es tan sencilla, que tiene sabor a rosa. No, es más que
eso, es la base de todo un amor incondicional atrapándola ahora en lo íntimo
del mismo sueño que la detuvo en el portal de aquel monasterio donde fue
invitada a dar unas charlas de oratoria. Además, por ello no pudo regresar a su
tiempo vivido, o mejor dicho al que sentía verdadero.
Todos
en algún santiamén entramos en un presente tan irreal que nos confunde, pero,
cómo puede uno entrar a un lugar de pasado y reconocer a los seres que lo
habitan. Buena, reflexión, a la vez pregunta, o se pregunta la misma damita que
le toco vivir en realidad presente un sueño con futuro tan existente como el
que está viviendo.
Nacemos
de alguien, pero a ella se le olvido, se quiso ir a recocer lo externo, por solo
incumplimiento de una orden: ella no podía conocer a nadie de los que estaban
de alguna forma preparándose allí, todos deberían ser extraños para ella, pero
como lo es ahora, su tendencia de decir la verdad la aleja de los mismos seres
que amó en aquel original sueño.
Después
de pasar la prueba, más por la invitación aceptada, que por lo sucedido
después, queriendo regresar a su ciudad, no podía, estaba atrapada, más
conociendo a todos, y los mismos seres no la reconocían a ella, sino sólo uno,
un estudiante de música, al cual lo estaban asesorando para ser el mejor
flautista del mundo. Ella lo reconoció, es tan igual como lo es hoy en día,
sólo que por esta vida su encuentro con él, se deriva en sucesos poco oportuno
y este joven, jamás se ha puesto a pensar, porqué ella lo comprende tanto.
Sus razones son sólo una flauta,
diferente, muy pequeña con una forma ovalada pareciendo la boca de algo que
contenía el aire para luego salir al encuentro con ella; le dijo que se llamaba
la flauta de Pan, así lo recuerda, la escondió en un muro que esta dentro de un
jardín en Holanda. Fue su regalo, por el cual lo castigaron por preguntarle
como sabia tanto de él, ella le dijo que vivían en la misma ciudad, se conocieron,
que aún se tratan, que él fue elegido para ir allí, pero nunca pensó verlo,
pues estaba estudiando en Holanda y no en ese sitio donde estaban, fueron
sorprendidos por sus guías, la acusaron de predecir un futuro que ellos podían
cambiar, que él estaba a punto de nacer, y no debería escuchar nada. Los
maestros de ella, o las que la invitaron, no pudieron defenderla, así, que por
el bienestar de ese joven tuvo que marcharse, así fue como le entregó su
flauta, pero al salir, de allí, no existía nada, sólo sombras, mucha niebla, no
pudo divisar nada; se quedó sentada,
llorando como hasta ahora, su gran pérdida, no sabía como regresar, no sabía
quién era, y por supuesto sintió navegar por años esa realidad, de no encontrar
el camino de regreso.
Milagro
Haack
Recados menores
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