La
trampa
Ninguna
persona es una isla; la muerte de cualquiera me afecta
John Donne
Los ecos del gas nos alcanzaban, ya el vinagre no hace efecto, mientras marchábamos cruzando la ciudad.
Despunté la trampa que andaba detrás de nosotros, como un horizonte en batalla. Allí, te veo, estabas, tendida como una Osiris, sin grito, con tu rostro invadido de puntos chorreando sangre. Mientras, todos, corren hacia la incertidumbre, reclamando una costosa libertad, pero, tú, pequeña niña, te quedas mirando hacia cielo, percibiendo el rostro de otra alma, que en ese mismo instante cae con un tiro en la frente.
Milagro Haack
Recados menores
No hay comentarios:
Publicar un comentario