A mundo. Fotografía de Carmen Mayta
Con R de retrógrado
¿Será verdad que sólo quede una única forma
de pensar que implique, como resultado personal, la desesperación y, como
resultado teórico, una filosofía de la destrucción?
Friedrich Nietzsche
No reclamo a las sombras de lo que no somos, reclame a la
ilusión de lo que hemos llegado a ser. Reclame en nombre de la modernidad
retrógrada donde vivimos.
Pregunto por una de sus columnas progresista, el diálogo,
la comunicación global y plural, de dicha post - transmodernidad en el actual
milenio, ya que como ser, las ideas no se pueden detener o contener en una sola
línea, tanto visual o auditiva, y eso es como venezolana no deseo entrever.
Deseo ver, escuchar, para luego reflexionar, tener mis propias conclusiones
como libre pensadora, con conciencia evaluativa de las diferentes fuentes
audiovisuales que percibo. Como artista o mejor dicho como ser social,
particularmente leo, observo los testimonios de época, los cuales me remiten a
los anteriores de nuestra historia, sus imágenes vivenciales por si solas
demuestran su esencia pura, nadie las puede manipular o esconder la realidad,
aunque cambie de emisora de radio, de página Web, de todo lo que se comprenda
hoy como telecomunicaciones.
Nos dieron en un punto clave. Desde hace mucho tiempo se
vive en incertidumbre. La tierra no se escapa del temblor. Su conquista cuando
es buena para cosecha, necesitando de muchas manos para ver materializado el
periodo natural que pasa a ser un acto colectivo, no se puede hacer todo de uno
o uno en todo es así de simple. Desde hace mucho tiempo la separación, ha
dejado entrar un curioso ciclo ya pautado con la pérdida de los valores y
normas de una sociedad, bajo un seudónimo de antigua procedencia: dogma del
fracaso, así la denomino, hasta limitante por este siglo XXI. No hay reclamos.
El vacío acecha dejando una reliquia espina, péndulo en próspera labranza que
no vemos y de allí viene la claridad con su guerrera máscara. No hay un
ajustado juicio que permita la renovación, sólo aviva el instinto vital
fugazmente para la solución de un pensamiento: el mismo que destruye las
futuras generaciones opacando los históricos deseos desde este terruño por la
expansión hacia la renovación global. Ya no se puede recurrir a la madre de los
vientos, a los ancestros. La memoria se está perdiendo para las nuevas
generaciones.
El fanatismo, toma decisiones irrevocables, pasando a ser
global exclusivo. Entonces, el equilibrio con todas las cosas, entes se
desvanece entre la espuma y el mar sin arena permeable. Un mundo donde ni
siquiera Alicia ve las maravillas.
Se debe mirar la historia, no olvidarla, para no ser
repetitiva, o gemela del presente. Un cambio de pensamiento, una hilera de
voces presentando espacios para la verdadera maduración y visión de futuro, es
una actitud de vida, de conservación de un antes y un después en todo lo que
llamamos cultura social, es la razón contra lo que no está en equilibrio con
todo lo tangible resucitando el agua tibia: “Todo estaba tranquilo. Todo en
silencio. Entre las nieblas del cerro parpadeaba la lucecita de un rancho”.*
Retorno al silencio de mi conciencia con su bandera de
inquieta noche, sangrando el aire sobre los cristales desde el sur del lago,
cuando me dicen se mueve la quema en la curva con otro desvelo existente,
anidando la voz el centro de la tierra, pensando quién la escucha, si, ella
misma sabe de las manos que palpan su dadora fuente.
Hay un camino abierto porque la vida es un círculo, todos
caemos en él, nadie puede ser eternamente fuerte, siempre la historia nos
regresa el presente: Los Mesías, ídolos que en algún instante desearon una
sociedad igualitaria, una utopía, un espejismo de siglos, mientras piense
individual no se logrará. Lo colectivo, rayado ya en tantas voces. No reclame,
estamos tan lejos de vernos como uno porque nos volvemos patria, nosotros somos
responsables de seguir en retrógrado. No Reclamo, perpetuamos la claridad
visionaria de Pocaterra: “no era una conspiración lo que fracasaba. Era una
generación.” No reclamo al transitar por Memorias de un venezolano de la
decadencia, es vivir en el aquí y ahora, con un futuro-pasado a cuesta.
El precio es reflejo de nuestra memoria actual con
diferente piragua. Su pago es muy alto, silenciar las generaciones futuras, las
de relevo, la continuidad de un pensamiento heterogéneo, la nueva era
cibernética, polifacética, vanguardista y mucho más, el derecho a la vida sin
miedo por esa lucecita.
Milagro Haack
José Rafael Pocaterra*
Escrito para el Diario El Venezolano. Domingo 26 de
diciembre de 2010. En mi columna: Recados menores.
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