Bendigo el árbol por siempre

Aire hacia la tierra. Dibujo de Milagro Haack

Bendigo el árbol por siempre

A mi bello Christopher

“Debo alabar y agradecer cada instante del tiempo.

Mi alimento es todas las cosas.”

Jorge Luis Borges

Las afinidades se nutren desde la naturaleza. Siempre hay un elemento que desde niño llama la atención, se dibuja constantemente en nuestro subconsciente colectivo. Los árboles siempre me han sido afines, en ellos encuentro el alma de la fortaleza, digo alma por tener conciencia de su trasmutación y perseverancia no estática. A través de ellos aprendí a observar desde lo alto, a sostener el azul con una mano, a nutrir el cuerpo cuando estaban preñados de frutos; quizás, mirándolos puedo concebir hasta la raíz madre, esa que presiente y recolecta la sabia para dar el mejor alimento de lo humano. Un árbol puede salvar vida, eso es muy cierto y hay que bendecirlos por siempre. Ellos no son ajenos al temple parido con mano de la mar.

Siempre he dicho que uno no está solo, uno está consigo mismo, y es su propio reflejo. La conciencia es palabra cuando se charla desde el alma natura, uno mismo sabe del brote del signo, por ello, los entres muestran su sombra y nos las dan, para escudriñar lo que por la noche te llega en forma sensible dando avisos. Allí en ese terreno, se mueven junto al llanto de un gato, el canto del cristofué, el perro caminando solo por la calle, la hoja cumpliendo su gran misión trasladada por el viento y un poco más allá, se observa, se indaga, se escarba por el artejo del día, pigmento pasando la página, con la fe y certeza alojando un no tiemblan la cáscara piel, sólo camina con el rumor perdido en lo onírico.

La vida nos va llevando por senderos distintos, la vida de este presente es de segundo a segundo, no hay tiempo para tender la alfombra de laureles, sólo hay tiempo para medir la duda, sin embargo, cuando sientes la realidad paseándose por la casa, entonces, vuelve lo intuitivo y el alma dialoga con toda sombra devolviéndola al espejo.

Somos humanos, tenemos una misión de vida, por una parte, por la otra esa segunda oportunidad nos hace consciente que existimos, respiramos del aire trasmutado por los árboles con el cuido de cada gesto al despertarnos. La vida es eso, un caudal de conocimiento, un mango esperado para ser ingerido en su justo momento. Todo sucede en los instantes, nada fuera de ellos, por eso el presente es el mejor norte, vivirlo hasta la semilla, para que vuelva a su origen natural. Todo es un cuerpo asociativo.

Los orígenes no se pueden negar, me atrapan los signos por tierra, los custodios, los elementales cayendo desde lo infinito del universo. Cuando se charla con el alma, se puede orar con la conciencia de un niño a todos los entes que nos rodean y nos tocan el hombro, en silencio nos dicen no te preocupes eres escucha. Estamos y son pocos los que nos recuerdan. Ellos también son vida del universo paralelo.

Vuelvo a la sala, germen del diálogo, miro el cerro muy nublado desde donde la frontera desaparece entre los finos tallos de la mesa cuando se sirve la cena, y se posan las manos de la buena ventura sin mirarla a los ojos.

Todo es posible, todo, nada es un costado, la nada se despide por el cumplimento de su misión. Hoy y siempre abono lo maravillo de observar la vida engendrada desde el alma llena de palabras interminables, sólo el pensamiento mantiene este regodeo por todos los espacios donde se encuentren, y puedo visualizar el instante mudándose con el árbol para sostener la continuidad de la vida aunque este sol sea de lluvia porque pica, es bueno saberlo, así se abre el agüero paraguas regresando el cobijo bendiciendo un símbolo cruzando la casa de muchos solares cuando la semilla ya es árbol.

Milagro Haack

Nota: Escrito para el Diario El Venezolano. Viernes 4 de noviembre de 2011. En mi columna: Recados menores.