Serie Ergo. Foto de Catherine Haack
Vamos
a inventarnos
“Cada
hombre tiene que inventar su camino.”
Jean
Paul Sartre
Vamos a inventarnos
que hoy amanecemos tranquilos, sin algún temor de llevar a nuestros hijos al
colegio. Vamos a inventarnos que la electricidad no es menguada, que todo es un
espejismo de un mal sueño durmiéndose en los laureares, por ser tan apáticos, esperando
años de soluciones y no acciones prontas, para su buen funcionando, para poder
seguir buscando otros medios mucho más modernos, creando conciencia de la
superpoblación no a mediano plazo, sino para el inevitable futuro progresivo;
igual hay otras fuentes con inventiva realizable, y existen, arriba hay un sol,
dándonos otro día sin lluvia y a pesar de ella su luz no deja de entrar en las
casas, por decir una, y no volver a la luz de una vela, que por cierto están
carentes y de un precio ya igualable a un recibo de luz eléctrica, ese
llegándote puntual, escondido entre los hierros de la cerca de tu vivienda.
Vamos a inventarnos un
país libre para el diálogo, para la gente con buenos piensos hacia el otro.
Vamos a inventarnos un líder respetuoso del pensamiento libre, el pensamiento
libre desde la conciencia, que no sienta desprecio por no ser iguales en
ideologías caídas en un solo sendero. Un líder con sentido común, con voluntad
inventiva, pero no de fantasía, menos no de mentiras.
Vamos todos a creer
por un instante que somos apolítico, que nos importa mucho más aquel que tiene más
carencias, más necesidades que nosotros. Por un instante, inventemos que los
dientes son de leche para toda la vida, si uno se cae nace otro. Así, es la
naturaleza se reinventa cada día, crea cada día desde la palabra iniciativa para
lograr superar aquello pormenores de ella misma. Todo es un ciclo. Todo cambia,
todo se regenera y en ese transmutar se puede percibir aires del cambio por
progreso, sin hacer más daño a la natura.
Vamos a inventarnos,
un delicioso jugo del pulmón de Plutón para las personas que sufren de cáncer
de conciencia, sobre todo para disminuir el poder ya sin límites de algunos
gobernantes. No podemos seguir
enajenados por una sola voz. Cierto es que el amor dura mucho o poco según lo evalúes.
Mas, la convivencia es de aceptación de otro, de ese respeto hacia un ser
compartiendo espacios, un novato destino, llegando a ser muy largo, o corto,
según si alguno de los dos trata de atraer al otro a vivir su destino. Lo
demás, es individual, porque uno nace solo, y se va solo. Nada es eternamente inmune,
ni el afecto. Las sociedades evolutivas dan paso a otras generaciones, dan ese
paso para creer en lo que inventamos desde la mente conectada con el progreso
de su entorno, entorno, que necesitamos para respirar, para alimentarnos, eso sí
con sabiduría de reconocer que somos otra especie más de mismo. Quizás, por eso, muchos paradigmas han sido
enterrados, por eso no se debe volver a lo inestable, al estrés acabando hasta
con la palabra diaria.
Vamos a inventarnos, que
el agua es de un manantial cercano, que podemos beberla sin tener un olor a
estancado, un sabor a oxido. Todo podemos inventarlo, todo sintiendo una leve,
una leve intención para cambiarlo todo. Así quizás podamos visitar a otro
Cosmos. Si, vamos a inventarnos, que aún
visitamos a nuestros vecinos, que no necesitamos, correos, teléfonos para poder
decirnos lo olvidado del otro día. Vamos a inventarnos, que nuestros hijos
pueden estar en un gran parque, custodiados por grandes árboles y sus madres
sentadas en los bancos charlando de otros universos visitados para el
conocimiento, intelecto y creatividad de sus progenitores. Sería genial, muy de veras, así no estarían limitados
por la angustia de no poder compartir las vivencias normales como seres humanos
en crecimiento, sin un No, repetitivo, incomprendido por la débil seguridad con
la cual convivimos, inseguridad, incomprensible en límites y en la
desnaturalización de un suceso. Quizás, todos estamos presos, quizás, todos
somos libres sin damos cuenta.
Vamos a pensar que
somos una raza creciente hacia lo verdadero, hacia un sistema donde podemos
convivir sin molestar al otro con nuestros sutiles pensamientos. Vaya vamos a inventarnos que todo esto puede
ser cierto, hasta los de los dientes, aunque la realidad, eso pertenece a nuestra
defectuosa genética.
Milagro
Haack
Recados menores.
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